Francisco Hernandez Marcos

Siempre me he resistido a creer que la industria de servicios bancarios/aseguradores para particulares en España es competitiva. Cuando trabajaba de consultor tuve la oportunidad de participar en varios proyectos importantes y aquello me pareció muy rudimentario (excepto lo que hacíamos los consultores por supuesto…).

Sin embargo con el tiempo me estoy dando cuenta que probablemente sea todo lo contrario, ¿por qué?  Pues por lo siguiente:

1. Parece que a los bancos y aseguradoras españoles no les va nada mal en Latinoamérica, ni en Inglaterra, ni en Francia, y ahora hasta van a por los EEUU.
2. He sido (y soy) usuario de servicios bancarios en EEUU (Citibank) y en el Reino Unido (HSBC) y no he apreciado muchas diferencias, y menos a favor.
3. Ahora que soy emprendedor en el sector me doy cuenta de la gran distancia que hay entre pensar y ver las cosas hechas. La automatización que tienen entidades como Bankinter, La Caixa o MAPFRE por ejemplo está a la cabeza del mundo. Y no ha sido fácil, este domingo había un artículo en el que un directivo de la exitosa MAPFRE declaraba que les ha costado 10 años el hacer funcionar los sistemas informáticos para Latinoamérica.
4. Tengo amigos viviendo en UK, Francia, Japón, EEUU, Alemania e Italia y me cuentan cada cosa que les pasa, que a veces me cuesta creer que pudieran pasar en España (toco madera).
5. Un ejemplo: El gobierno francés acaba de decidir la regulación de las hipotecas flexibles, que llevan ya muchos años en España.
6. Otro ejemplo: en Italia cuesta una barbaridad tener una cuenta corriente, y aquí hasta te regalan un balón de fútbol por abrirte una.
7. Último ejemplo: En el Reino Unido todavía la gente paga con cheques para muchísimas cosas. Las domiciliaciones no están muy desarrolladas.
8. Alguien ha contado el número de cajeros automáticos que tenemos en España? Y la de cosas que se pueden hacer en ellos?

No se muy bien si la industria es competitiva o no. Lo que si sé es que caer en la complacencia es malo, pero también lo es el no pensar que aquí se pudiera ser líder y por tanto deberíamos comportándonos como líderes. ¿Cómo? Pues dejando de mirar a los demás y sintiendo que somos nosotros los que tenemos que innovar más aún, sin importarnos lo más mínimo si otros lo hacen o no.