05 marzo 2006

Outsourcing

En mi opinión, una de las cosas más inteligentes que puede hacer una empresa (con las personas es otra cosa) es centrarse realmente en hacer lo que realmente sabe hacer bien. Comúnmente se define el “Outsourcing” como el externalizar aquellas actividades no-estratégicas de la empresa. Se “ceden” las mismas a otras empresas que o bien lo hacen más barato o bien lo hacen mejor.

El primer caso es el más conocido: los famosos centros de llamadas en India donde la hora de telefonista cuesta una fracción de lo que cuesta en el Reino Unido o en Estados Unidos. Otro ejemplo es el de la fabricación electrónica en China.

El segundo caso es más complicado y de hecho me encuentro con mucha gente que no lo entiende. Supongamos una empresa que hace muy bien algo, y gracias a ello es capaz de hacer una segunda cosa (y hasta ganar dinero con la segunda cosa!). No muchas empresas son capaces de reconocer su “core business” y externalizar lo que no hacen tan bien (aunque no lo hagan mal): se podrían liberar recursos y capital que para ser utilizados en apalancar más todavía el core business. Pero da miedo hacer las cosas fuera de casa, y además existe en general una cierta sensación de que somos capaces de hacer todo bien.

Un ejemplo que me parece muy ilustrativo es el de Ferrari. Enzo Ferrari solía decir que los ingenieros que no sabían hacer motores se dedicaban a diseñar carrocerías (o a montar empresas financieras diría yo…). Enzo Ferrari se centraba en preparar y construir los mejores motores de carreras jamás vistos. No se interesaba en diseñar carrocerías, aunque si quería –como es lógico- que sus automóviles fuesen bonitos: para ello externalizó el diseño a otras firmas o personas. De esta forma Enzo Ferrari no sólo logró hacer todavía mejores motores al no tener que pensar en carrocerías, sino que además hizo que los candidatos a carroceros compitiesen ferozmente proponiendo diseños realmente atrevidos y vanguardistas. Los mejores talentos del diseño automovilístico vistieron autos Ferrari: Farina, Bertone, Guía, Touring Carrozzeria, Vignale, Scaglietti y Pininfarina por ejemplo.

Cuando se le preguntaba a Enzo Ferrari cuál era el mejor modelo de la historia de Ferrari siempre contestaba: “el que está por venir”. Él –y el resto del mundo- estaban seguros de que el nuevo modelo sería más potente, bonito e innovador.

No creo que Ferrari hubiera llegado tan lejos sin haber tomado la sabia decisión de centrarse en desarrollar motores y “elegir” la mejor manera de vestirlos entre la gran cantidad de diseñadores disponibles.

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